jueves, 5 de septiembre de 2013

Fatal destino de una paloma

— Ayyyyyy!
— ¡Papá! ¿¡Qué fue eso!?
— A ver, Cami, fijate. ¿Ves algo para atrás? — dice la madre
— Una paloma, hay una paloma
— ¿¡La matamos!? ¡Atropellamos una paloma!
— Pero qué bruto que soy, por favor. ¿Cómo no la ví? Tengo que estar más atento, ¡no puede ser! Pobre paloma
— Dios mío, José, pobre paloma...
— ¡Papá! ¡Matamos a la paloma! Qué basura. Pero ¿Qué pasó? ¡No puede ser! ¿Por qué no le tocaste bocina, así se corría?
— No sé, che. La velocidad era considerable como para que se diera cuenta de que me estoy acercando, pero tampoco iba tan rápido como para que no me viera venir. No entiendo.
— Es verdad, qué boluda la paloma.
— Sí, están cada vez más atrevidas. El otro día, en la plaza, con Cami, casi tuvimos que patear a una para que se corra ¿Te acordás? Están demasiado acostumbradas a la gente. No son bichos de ciudad, no tendrían que estar acá, no es su hábitat natural.
— ¡Ay, mamá! La ciudad no es el hábitat natural de ningún animal.
— ¿Todo es motivo de discusión para con tu madre, che?
— Dejá, José, ya estoy acostumbrada. — calla por unos segundos — Igual me parece que estaba renga, ¿no? Quizás por eso no se movió
— ¡Claro! Seguro que tenía algún problema. No puede ser que no se haya movido. Siempre se mueven. Aunque sea a último momento se mueven. Se dice que son tontas, pero el instinto de supervivencia es el instinto de supervivencia.
— Ma, yo la ví, no tenía una patita. Bah, tenía un muñoncito.
— ¡Pobrecita! Vos seguro que sabés. ¿Qué se hace si a una paloma le falta una pata? ¿Cómo se la cura? ¿Hay que quemar el muñón o sana solo?
— Y... No... Solo no sana. Sí, seguramente habrá que esterilizar la herida y coserla, o algo por el estilo. Pero ¿quién se va a preocupar por hacerle eso a una paloma?
— ¡Ay che Dió'! Seguro que tenía todo infectado. Qué dolor...
— Debe haber estado sufriendo un montón.
— Bueno, Pa. Menos mal que la atropellaste. Pasó a una mejor vida. Le hiciste una eutanasia y se le acabó el malestar. La Paloma ya no sufre más. Ya no hay dolor, y todo gracias a vos.
— Tenés razón, Cami. Menos mal que la pudimos ayudar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me hizo acordar a una vez...

Unknown dijo...

No conocía ésta, Porita!!! Está buenísima!!!!

Publicar un comentario